viernes, 6 de julio de 2018

el norte en medio del caos.

en el centro de mi pecho echo un vistazo a lo subyacente
cierro los ojos con fuerza y aprieto los puños,
no quiero verlos, los niego, no existen, no existo de esa forma

no soy yo, pero siempre soy yo, ¿y si no soy, sin más?, ¿quién decide?

sigue la angustia profunda que nace desde el fondo de mi estómago y me oprime y me ahoga hasta tensar la cuerda
unas veces casi rota, pero elástica,
escapo y persigo un rastro que no lleva a ninguna parte aunque todo sean partes y sean yoes y no hay ganas aunque pueda sacar la fuerza necesaria
el tiempo se dilata
y la esperanza queda difuminada, lejos, casi inalcanzable a la vista
no hay camino aunque todo se bifurca en millones de palacios hechos de cristal que nunca estallan y me atrapan dentro, tan dentro que me pierdo en el miedo a no ser nada a ser un ser frágil nunca acogido, siempre itinerante entre conocidas sensaciones de vértigo cuando veo a tus manos abrazarme y el olor a alcohol mis preocupaciones por ti que nunca han tenido ninguna base fundada tú no me necesitabas y yo te seguía como un norte seguro para después culparte por no matarme de miedo y de odio y de rabia que resurge dentro y me quema pero hace tiempo que el fuego ha dejado de funcionar y dónde estaba yo cuándo estirabas el brazo esperando encontrarme al otro lado de la cama a pensar que no importabas porque ya sabes que las prioridades siempre están difusas y quise quemarme
adorando el riesgo de verme en medio del acantilado siempre atrapada entre dar el salto o mantenerme en pie en medio de las rocas del abismo que formo en forma de fantasmas y asfixia que nunca acaba de estrangularme

otra vez vuelvo a la metáfora de las cuerdas ni rotas ni enteras sigues dando vueltas como las copas que ya ni siquiera queman gargantas ahogadas por miles de gritos nunca escuchados.


martes, 15 de mayo de 2018

sin decirte adiós.

no sé cuánto hace que no te escribo, no sé cuánto hace que dejé de verte.
el tiempo no pasa, pero el mundo continúa su curso.
estoy atrapada en preguntas que nadie jamás podría contestar con sinceridad.

quisiste protegerme del frío y del dolor, sin darte cuenta de que yo soy frío y soy dolor, o tal vez tú también te mentías.

¿cuántas veces me he dicho que fui culpable? ¿cuántas veces me lo han dicho sin derecho?

no quiero sonar bonito, ni soltar palabras con sentido, ni cruzar la fina línea entre la locura y la cordura en un bucle en el que lucho por encontrarte y no encuentro tus manos en la salida, y entonces ya no quiero que haya una salida.

esto no es quedarse siempre en abril, tampoco en la sequía del verano.
esto es saber que el infierno no es tan ficticio como creemos.

saber que no habrá reencuentro,
que ya no quiero buscarlo.

esto no es un adiós,
pero tampoco un hasta siempre.

a ti tampoco se te daban bien las despedidas, ¿no?
así que seguiré fingiendo que no te recuerdo
que no es real
que nunca fuimos y que nunca te fuiste.


miércoles, 4 de abril de 2018

Helhest.


se anuda mi corazón a la soga
que tira del yugo de la existencia,

de un corazón al azar
llevado por su propia nostalgia
sumida en un bucle de ideas
-más idas que cuerdas-
de lunas llenas 
y mareas bravas,
que harían temblar 
hasta al más valiente de los soldados

de esos que exhalan su último aliento
en una ruleta rusa de esas 
a las que llaman guerras,
por unas sobras de libertad 
                                     -inexistente.-



sábado, 18 de noviembre de 2017

piel más dura que la carne del perro.

sé que ya no, conozco la sensación, apática, ajena al dolor que me cala los huesos hasta romperlos.
la sensación de no saber querer, de alejarme, de no ser yo sino un desdoblamiento de un ser conectado a una máquina de oxígeno, aunque a veces me quede sin él.
conozco la sensación, la analizo mil veces al día, sé cómo funciona, no es más que un patrón de comportamiento que no va conmigo; o tal vez sí sea esa persona, la yonki, la puta, la que no da un duro por nadie ni por nada.

la que no quiere, la que calienta el fuego y se despide con el corazón de hielo.

sólo quedo yo, pero joder, que no me aguanto sobria y aquí no hay más que calle, sólo queda caminar y dar tumbos, abrazando cada farola, sin ganas de arroparme ni soltar lágrimas, me destrozo el tabique y sudo de los 'no puedes seguir así', no importa nada eso, evito el contacto, no quiero ningún beso que no sea el que me lleve al cementerio, otros siguieron el camino antes, y ahora yo recorro sus mismos pasos.

cuidado con la gasolina, con mis mecheros y mi ligera idea de hacerlo todo explotar hasta ver cómo el mundo arde y se consume, juego con su fuego, tengo la piel más dura que la carne del perro.

espero, quieta, hasta que la muerte se digne a amarme.


viernes, 8 de septiembre de 2017

mi nada, mis normas, mi ser.

llueve, siempre;
la humedad y el frío me cala en los huesos,
el tiempo ha dejado de existir, las agujas del reloj
se han congelado
como mis lágrimas, secas.

el ardor en mis ojos cada vez que la luz impacta,
como si fuesen paredes con luces de neón.
el mismo ardor de la rabia en mi pecho cuando
me enfado con la nada.

los temblores, las manos frías,
el dolor anclado en mi pecho, las pastillas,
mi cabeza dando vueltas,
mi ser fundido en un sueño.

la ira, los gritos ahogados, los portazos.

el fantasear con la sangre brotando de mis labios,

las ganas de subirme a la luna y nunca bajar,
las ganas de no tener ganas
la apatía incrustada en mis miradas,
el no, las negativas, las dicotomías
los informes, las firmas,

otra vez el frío de las consultas
el silencio mudo de saber que no,
que no vas a saber nada, que no
dejaré mi convicción de no abrir
mis carnes ante ti,
los psicoanálisis sin analizarme.

sólo yo soy la dueña de mi querida nada.


viernes, 26 de mayo de 2017

my beloved monster



... but if you lay her down for a kiss, her little heart it could be explode...

hace tiempo que me creí incapaz de atreverme a volver a escribir, a describir a una persona con el mayor cariño del mundo, así que simplemente escribía a la nada, palabras sin eco que devolviese una respuesta distinta a lo que gritabas, que lo negara todo.

hoy sí, es hora de dar el paso, de dejar el miedo un poquito atrás, aunque sólo sea por un segundo, aunque sólo sea mitigado y vuelva, por que al fin y al cabo, quién sabe; siempre dije que cada vez que la suerte me acompañaba me acabaría apuñalando.

que yo qué sé si decirte que te quiero, o de gritarlo muy alto, y dejar de lado mis inseguridades de no ser capaz de hacerte feliz, pero es que tu sonrisa y tu voz más dulce me tienen ganada, chica. tus risillas tontas, mi cara de idiota al pasar horas hablando y poniéndonos moñas. 

que me muero de ganas de probar tus labios y rodearte con mis brazos, entrelazar mis manos con las tuyas y que sonrías o te sonrojes, o te tapes la cara con las manos, que seguirás siendo preciosa; que sí, que ansío sentir tu calidez, tu ternura, y desnudarme el alma contigo.


que no me importaría estar a tu lado en silencio, tumbadas, pensando, odiando el mundo si tenemos que hacerlo, y darte todo el oxígeno que le queden a mis pulmones, que aunque no sea mucho con tanta ceniza enterrada en ellos, igual al verte se abren un poco más. 





viernes, 20 de enero de 2017

lo absurdo de la bohemia.

ya no hay metáforas para mitigar las ausencias, ni cafés que me miren con tanta amargura como yo a las nubes suplicando que llueva, que a ver si con los cristales empañados por el vaho aún veo tu silueta desdibujada.

no hay palabras para describir la realidad, sólo consiguen maquillar el dolor, la desesperanza y un 'por qué' que surge desde lo más hondo de mi estómago y se clava, porque no consigo encontrar ninguna respuesta conforme a la inconformidad.

aún así hay quien dice que escribir es salvación y no condena, pero tanta bohemia resulta absurda cuando no hay quién lea tus líneas más delicadamente dedicadas.